Letras de oxígeno

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(Foto de arriba : Brigitte Schmitt's)
(Foto del costado : Milagros Rocío Neyra Rodríguez)










Indicadores del estado de los niños, niñas y adolescentes en riesgo

Según la declaración de derechos del niño, firmada el 2 de Noviembre de 1989 por casi todos los países a excepción de las Islas Cook, Somalia, Omán, Suiza, los Emiratos Árabes Unidos y EUA, se entiende por niño todo ser humano menor de 18 de edad, salvo que, en virtud de la ley que la sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad.
Al rededor de millón y medio de niñas y niños, de 7 a 17 años, trabajan en Colombia. De ellos, el 90% lo hacen en el sector informal de la economía y más del 25% se encuentran en riesgo y peligro (…) Dos millones de niñas y niños son maltratados al año en Colombia y cerca de la mitad sufren maltrato severo. El 70% de casos de abuso sexual reportados tienen a una niña o niño como víctima.[1]
Aproximadamente el 75% de los niños de la calle manifiesta haber sufrido maltrato en su familia y el 37% lo reconoce como el factor principal de su éxodo del hogar y este evento en casi todos los casos va acompañado de deserción escolar.
Y en cuanto al caso peruano, tomando como referencia la capital, según el IDL, Instituto de defensa legal, el pandillaje es el problema más frecuente para el 22.8% de limeños. En Lima Metropolitana operan aproximadamente unas 400 pandillas, las cuales están integradas por cerca de 13 mil menores, entre adolescentes y jóvenes de 12 a 23 años. Cifras alarmantes que contrastan con El Segundo Objetivo del milenio: Lograr una educación universal primaria, es decir lograr que los niños y niñas terminen al menos la escuela primaria. A lo que Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, acotó el 12 de Agosto de 2006, con motivo del Día Internacional de la Juventud: “En un mundo de ingentes recursos, casi uno de cada cinco jóvenes de entre 15 y 24 años de edad debe subsistir con menos de un dólar al día y casi la mitad de ellos vive a duras penas con menos de dos dólares. (…) A largo plazo, los jóvenes desfavorecidos tropezarán con obstáculos más difíciles de superar en la senda del progreso, limitando sus posibilidades de acumular los activos que suele traer aparejado el empleo estable de larga duración, como el acceso a bienes y recursos, unas sólidas redes sociales o una posición decisoria dentro de la familia o la comunidad. El reto que afrontamos es evidente: debemos prestar más atención a la educación y, en particular, a la transición de la educación al empleo. Asimismo, la capacidad de la juventud para encontrar un empleo pleno y productivo
[1] http://www.unicef.org/
ha de ser un objetivo básico de las estrategias nacionales de empleo, incluidas las políticas relativas a la reducción de la pobreza”.
El punto es que ningún niño, niña o adolescente puede aspirar a acabar al menos su educación primaria si es que no goza de los condiciones adecuadas para lograrlo y peor aún si es que vive en un contexto familiar de violencia extrema o amenaza para su desarrollo integral. Es un círculo vicioso: HAMBRE - POBREZA – VIOLENCIA - MISERIA - ABUSO - EXODO DEL HOGAR - DESERCION ESCOLAR – RIESGO DE CALLE - VIOLENCIA… Y la cadena de miseria se repite de generación en generación familiar si es que no hay algún eslabón de ella que se rompe o DECIDE ROMPERSE.

¿Qué motivaría a los niños y niñas en situación de riesgo de calle a hacer ejercicio de sus derechos y de su facultad de seres humanos de respeto?

La declaración de derechos del niño obliga a los gobiernos a proteger a los niños de "la explotación económica y de realizar ningún trabajo ni actividad que pueda ser peligroso o interferir en la educación del niño, o que sea peligroso para la salud física, mental o espiritual del niño o para su desarrollo social."
Cerca de 50 países han ratificado la Convención 138 de la OIT sobre edades mínimas para trabajar, que establece normas más rigurosas que la convención anterior. Establece que 15 años es la edad mínima aceptable en países industrializados, y 14 años en los demás países. Permiten que los niños hagan trabajos suaves a los 13 años en países industrializados y a los 12 en países más pobres. Prohibe el trabajo que pueda amenazar la salud, la seguridad o la moral para niños. Sabemos que en la práctica nuestros países de contexto están más avocados a resolver problemas “más urgentes” que el problema de la infancia desfavorecida. Perú ha aumentado vertiginosamente su PIB a un 6.2% en el 2005, sin embargo el 52% de la población vive bajo la línea de la pobreza y el 8% de peruanos son analfabetos. Lo cual se traduce en todos aquellos pirañitas, chicos explotados sexualmente y gamines que deambulan sin rumbo por las calles.

Posible respuesta
Retomando la pregunta eje de este estudio ¿Qué los motivaría al cambio?
Es a partir de mis observaciones de campo, documentación y entrevistas testimoniales, que formulo la siguiente hipótesis: Existe un concepto psicológico llamado RESILIENCIA, que sustenta que hay en los seres humanos una capacidad innata de reponerse ante las dificultades, esta se enfatiza con condicionamientos aprendidos y adquiridos de la vida del individuo. Aquellos condicionamientos se resumen EMPODERAMIENTO, del cual gozan las personas resilientes que están dispuestas al cambio positivo y permiten ser ayudadas en su proceso. Juan Carlos, Jose Luis y Juancho, protagonistas de este ensayo, han demostrado ser personas resilientes, ya que a pesar de sus adversas condiciones de vida han respondido positivamente a la ayuda ofrecida por instituciones especializadas en problemas como los suyos. ¿Cómo cambiaron?... ¡Escuchemos sus voces!

Jose Luis… ¡Valiente y decidido para lograrlo!
Me llamo Jose Luis Martínez, tengo 20 años. Nací en Cúcuta Este año acabo el colegio.
Vivo en una casa hogar de Niños de Papel. Crecí en Cúcuta con mis padres y mis hermanos. Soy el penúltimo.
Las cosas en mi casa nunca fueron fáciles. Mi mamá sufría de leucemia y mi papá tiene parkinson; entonces la plata se iba en medicinas y no alcanzaba.
Cuando cumplí diez años mi mamá murió. A partir de ahí mi papá no sé porque ya no se quería hacer cargo de nosotros los menores… él era así como un vegetal, casi no hablaba con nadie.

El Quiebre

Nos separaron, a Diana mi hermana menor se la llevó mi hermano mayor y yo me fui con Ernesto, el que le sigue.
Ernesto siempre me colaboró mucho. Me mandaba al colegio, me daba plata para comprar libros, no me faltaba comida. El problema era su esposa… siempre estaba mirándome mal; cuando me sentaba a almorzar con sus hijos a mi me servía menos y me hacía problemas por todo. Me mandaba a hacer el aseo de la casa hasta cuando ya no había que limpiar y si yo le decía que no podía, me gritaba horrible, me daba un golpe y me amenazaba con pegarme peor si es que yo le contaba a Ernesto.
Yo ya estaba mamado de esa vaina… prefería estar en la calle que en mi casa. Cuando estaba en octavo año a los 14 años empecé a andar más con un pelado de mi clase, Andrés. Llegábamos al colegio pero no entrábamos, nos íbamos a jugar billar, a la piscina, de farra. Así pasaron seis meses y un día llegó una carta del colegio diciendo que yo hace seis meses que no iba y que Ernesto se tenía que ir a hablar con el director. Mi hermano me miró serio sin decir nada por unos segundos, luego dijo: “Mañana voy al colegio a ver que pasa”. Yo me moría de miedo… no tanto con Ernesto si no con Alicia, su esposa. Pensaba que me iba a golpear como nunca en su vida. Sentí un nudo en la garganta.

Sin rumbo

Al día siguiente a las 4: 00 a.m. cogí mi mochila, un poco de platica que tenía guardada y me fui sin saber a donde. En el camino decidí irme para Bucaramanga, porque alguna vez Andrés me había dicho que era un lugar chévere. Cogí una buseta… pensando en que ya no soportaba más estar en mi casa.
Estuve como tres días en las calles de Bucaramanga, pidiendo comida y plata. Dormía en los andenes, en plazas, en parques. Me acostumbré a la calle, a estar sólo. Habían otros pelados como yo que también pedían plata, algunos de ellos tenían cicatrices en la cara y te miaban feo. Por eso yo prefería andar solo.
Al tercer día me acordé que tenía unos tíos, hermanos de mi papá en Bucaramanga. Entonces ví una mula que se iba para Barranquilla, pedí un chanse y me fui. Sentí miedo de que me atrapen.
Llegué a Barranquilla, busqué trabajo en un mercado para ayudar a cargar frutas. La verdad, no me gustó porque nunca antes había trabajado. Duré en eso como cuatro días y de ahí otra vez a pedir plata en las calles. Me daban la comida que sobraba en los restaurantes, cuando no la conseguía ahí me tocaba escarbar la basura para ver que encontraba… recogía cartones que me servían de cobijas. Vivía en un parque.

Fuma chino, con esto pasa cualquier cosa
Así conocí al bonche, mi grupo de amigos con los que andaba, un día que buscaba comida en los basurales. Se pusieron agresivos, les enpinchaba que yo estuviera buscando comida en su zona. Yo estaba como embolatado porque necesitaba comer. Y me tocó pelear con ellos… casi me sacan un diente. Quedé acostado en un andén y le di pesar al gringo, él era el jefe de los pelados del barrio. Me invitó marihuana: “Fuma chino, con esto pasa cualquier cosa”.
Es cierto que con un cacho pasa cualquier cosa, pero solo por un ratico. Se siente rico, te olvidas de todo y todo te da risa. Me acostumbré a esa vaina, la necesitaba para vivir. El cuerpo te la pide, era casi como necesitar comida. Yo hacía huecos en la tierra y ahí escondía la marihuana. Siempre me juntaba a fumar con los otros pelados.
Conseguía la plata pidiéndole a la gente. Andaba por barrios donde había gente de plata. Casi siempre me daban algo y bueno como algunas veces no te dan y algo había que hacer para conseguir platica, aprendí a hacer manillas tejidas de hilo y cinturones. Me iba bien con eso y me rendía para comprar el vicio (a $2000 la “bola”). A veces por dos manillas me daba una, generalmente consumía tres al día.
A diferencia de los otros chicos, nunca robé. Uno vive en la calle, fuma marihuana y ya todos suponen que uno roba… a mí no me importaba lo que pensaba la gente. Pero a la policía sí. Ellos hacían requisas. Varias veces me metieron a la celda, duraba dos o tres días ahí con algunos del bonche y luego me metían en la patrulla y luego me soltaban en otro barrio por ser menor de edad.

A ver qué pasa…
En total duré como un año en las calles de Barranquilla. En una de esas ofreciendo manillas conocí a un señor español. Me contó que era cooperante y que ayudaba a la gente que consumía drogas a reinsertarse a la sociedad. Yo la verdad no le paré mucha bola; pero me dijo que la COOPERACION ESPAÑOLA trabajaba en Cartagena con la ONG Niños de Papel, para ayudar a chicos como yo.
Sinceramente te digo que yo escuché la palabra Cartagena y me vine de una porque quería conocer otros sitios… quería ver que pasaba.
Llegué a Niños de Papel, a la casa hogar. Duré ahí como cuatro días, pero no me amañaba. Mi cuerpo me pedía marihuana ¡Me llamaba la droga! Yo quería consumir, ahí no podía tenerla, estaba encerrado.
Entonces hice manillas y cinturones para unas chicas y con lo que me pagaron me devolví a Barranquilla.
Volví a mi antigua vida, así duré como seis meses…consumiendo con los pelados. Hasta que un día no sé que fue lo que me pasó y se me dio por irme a un hotel. Me bañé durante largo rato, salí del baño desnudo y me miré al espejo y empecé a llorar. Pensé en que no tenía una vida, estaba harto de todo y quise ser otro. Me acordé del apoyo que me dieron en Cartagena.


¡Volví!

Al día siguiente cogí una buseta y llegué. Me daba pena ir a Niños de Papel, por que la vez anterior me había volado. Le pedí ayuda a un policía de menores y me llevó a la finca de la ONG en Turbaco, a las afueras de Cartagena. Ahí comencé el proceso de cambio en serio. Estaba dispuesto a cambiar, pero sabía que solo no podía. Conocí a Viviana, mi psicóloga y mi amiga, me daba psicoterapia y a la vez recibía medicamentos del psiquiatra. Dejar la droga es difícil. Cuando me daban ganas de consumir tomaba una medicina, Hiderax, que te dopa. Te quedas dormido por horas y cuando te despiertas y ya no tienes ganas. Quería estar quieto en esos días.
Al principio me aburría ahí, pero Viviana nunca me dejo solo. Me daba fuerzas para seguir adelante, también me habló de Dios y empecé a creer en él y a buscarlo.
A veces me daban ganas de irme, pero yo tenía un objetivo que cumplir ¡Seguí adelante! Ahí todos me trataban muy bien. No podía defraudarlos.
Jugaba football con los chicos de la finca para no aburrirme. A veces leía, veía la tele y continuaba con mis terapias. Había una señora que nos preparaba la comida.
Estuve ocho meses en la finca, luego me pasaron a la casa hogar de Niños de Papel, aquí en Manga. Aquí es diferente, puedes salir a la calle y te dan un trabajo como ayudante en algún sitio. A mí e tocó estar de aprendiz de panadero en el hotel “Almirante Cartagena Estelar”. Trabajaba cuatro horas al día y por la tardes comencé a ir al colegio de nuevo. Ese programa dura como dos años, en ese tiempo ya no necesitaba medicina ni psicoterapia. Viviana nunca me abandonó, siempre me trató con mucho cariño ¡Tiene un gran corazón!

¡Yo vine acá a hacer lo que tengo que hacer!
Luego de eso me quedé sin camello como un mes y le pedí al dueño que me emplee formalmente. Ahora trabajo a tiempo completo y por las tardes sigo yendo al colegio y ya estoy por graduarme en el bachillerato y en Niños de Papel. El 17 de Noviembre dejo la casa hogar. Sigo aquí por el trato que me han dado, han sido muy amables conmigo.
De los doce chicos que empezamos juntos en la finca, solo tres cumplimos con el objetivo. ¡Lo logré! Voy a continuar con mi trabajo en el hotel. Voy a conseguir una pensión donde vivir. Quiero seguir un curso de Mesa y Bar en el SENA y de ahí más adelante voy a estudiar medicina.
Me gustaría también ayudara otros pelados que tienen problemas como los que yo tuve. Pero si ellos no se dejan ayudar… nada se puede hacer. Todos los días me digo “¡Yo vine acá a hacer lo que tengo que hacer!” y le pido a Dios que me ayude en todo, le pedí por mi trabajo y lo conseguí. Si su ayuda y sin la ayuda de Viviana no hubiera logrado nada. A ellos, más que a nadie y al padre Manuel Jiménez, presidente de Niños de Papel les estoy infinitamente agradecido.
Lo más importante de todo es tener un objetivo, querer alcanzarlo y tener la fuerza de voluntad para lograrlo. Todo depende de eso, de la voluntad que uno le ponga a las cosas. Si uno se propone, puede lograr muchas cosas en la vida.
Yo me propuse dejar las drogas y lo hice y eso no es fácil. ¡Se necesita ser valiente y decidido para lograrlo!


Juan Carlos,protagonista de una nueva generación
Me llamo Juan Carlos Solano, tengo 18 años. Trabajo en Nieveria, un asentamiento humano aquí en Lima, que subsiste de las ladrilleras (fábricas artesanales de ladrillos al aire libre).
Vivo en la huerta con mi papá, mi mamá y mis hermanos. Mi papá trabaja en una ladrillera, yo también pero con mis primos. La ladrillera donde trabajo se llama Ladrillos Fortaleza. Me gusta jugar football con mis amigos.
Soy el mayor de mis hermanos, ya terminé el colegio. El año pasado estudiaba en el cole por las mañanas y en la tarde iba a ADEVI[1] a que me ayuden con las tareas.
Mi mamá trabaja de vez en cuando en chacra[2] recogiendo lechugas. Yo trabajo desde los 13 años. Ella me decía “Si no tienes nada que hacer en ves de estar jugando... anda ayuda a tu papá”. Mi papá me daba mi propina. Ahora sí me pagan por el trabajo que hago a la semana mas o menos s/80 o s/90... A veces s/110 en un mes. Me siento bien en mi trabajo, somos 3 con mi primo.
Nosotros cargamos ladrillos, cuando están secos los llevamos al horno, cargamos de 3 a 5 ladrillos, me pagan s/3.50 por viaje[3]. Eso me toma desde las 6:00 a.m. Hasta las 3:00 p.m. Cuando estaba en el colegio ayudaba dos o tres horas al día a mi papá.
Decidí trabajar acá por que es más cómodo. Cuando trabajaba con mi papá tenía que cargar ladrillos húmedos. Lo ayudé durante 3 años. Ahora cargo ladrillos secos, es más cómodo.
Acá no es aburrido. Los chicos son alegres. Cuando trabajaba con mi papá había que levantarse mas temprano a las 4:00 a.m., ahora duermo un poquito más.
Yo trabajo por que falta la plata en mi casa. Le doy s/40 a mi mama, ella me trae la comida.
Mi papá ha cambiado. Antes se iba a fiestas con sus amigos y se emborrachaba. Discutía con mi mama, se gritaban. A veces todavía discuten, antes se iba de la casa donde mis tías y luego regresaba.

La verdad “sin roche”
Así he vivido casi toda mi vida entre pleitos. Detestaba cuando mi papá le levantaba la mano a mi mamá… borracho ¡Siempre borracho! Por eso la plata no alcanzaba.
¿Te cuento la verdad sin roche? [4] Hubo un tiempo en que yo no aguantaba más, salía a defender a mi mamá cuando mi papá le pegaba. A mi también me caía mi golpe.
Ya me estaba llegando al pincho[5] trabajar con él, verle la cara tanto tiempo y encima que le pegue a mi mamá. Yo tenía mi mancha por mi jato[6] y andaba más seguido con ellos. A mi me parecía bravazo[7] porque no íbamos al colegio. Nos poníamos a jugar pelota, nos íbamos a tomar.

¿Si él tomaba porque yo no iba a tomar?

¿Si él tomaba porque yo no iba a tomar?... ese era mi pensamiento. Ya no iba a trabajar con mi papá y a veces dormía en la calle, en los parques con con mi mancha[8].
Me tocó robar para conseguir plata, porque ya no trabajaba. Tuve que mecharme [9] con otra pandilla porque uno de esos quería meterse con mi flaca.
Hemos hecho de todo con mi mancha, atacábamos a piedras a los chibolos del turno de noche del colegio si no querían darnos plata. Así estuve como un año, de vez en cuando iba al colegio, a veces iba a dormir a mi casa, a veces no.
Un día ví a mi mamá llorando en la cocina, la miré a los ojos y me dijo: “No te conozco”. Sabía a que se refería… yo me había vuelto piraña. Me sentí mal por mi mamá, porque a pesar de todos los problemas yo siempre la he querido mucho, pero me fui corriendo a la calle a buscar a mi mancha.

Ví a Richard cargando unas cajitas de leche

La vida seguía igual hasta que una tarde que fui a mi jato encontré a Richard. Yo ya lo había visto jugando pelota con los otros chicos y alguna vez me había invitado a las dinámicas que Kallpa[10] que hacía en ADEVI. Richard y mi mamá me contaron que todos en mi casa estaban en terapia familiar y que me invitaban a ir a las dinámicas. Pero yo no les di mucha importancia y otra vez me fui para la lleca [11]
Llevaba como una semana durmiendo en los parques y tenía un hambre terrible. Vi a Richard cargando unas cajitas de leche y bizcochos y me volvió a invitar a las dinámicas, me dijo que esa comida era para el descanso. Así que fui, en ese momento fui por la comida, pero en el fondo era porque me sentía mal de ver a mi mamá llorar y ya estaba harto de huir de las patrullas.
La dinámica al principio me pareció aburrida. En un salón estábamos los chicos y en otros los papás. Yo seguía yendo por la comida que invitaban y por que algo me decía que yo tenía que cambiar.

¡ Somos una nueva generación !
Richard siempre se preocupaba por mí, antes yo no quería contarle nada, luego empecé las terapias con él. Es mi psicólogo, estuve en psicoterapia individual y grupal como un año y medio. Me hice muy amigo de él y me presentó a Fabio, un chico que toca guitarra y ahora es mi pataza[12] El me invitó a un grupo que se llama STING (SOMOS INTEGRANTES DE UNA NUEVA GENERACION), ahí me enseñaron a tocar guitarra y hemos formado un grupo de música con otros chicos del programa.
Poco a poco fui dejando las otras juntas que tenía… a los pirañas. Ahora he vuelto a trabajar, pero me queda tiempo para tocar guitarra y seguir en mis dinámicas. Ya llevo como dos años en Kallpa y en STING y siento que he cambiado mucho.
En mi casa las cosas van mucho mejor. Mis papás y mis hermanos siguieron con sus terapias. Mi papá sigue renegón pero no se emborracha y ya no le pega a mi mamá.
Juntos estamos logrando salir adelante. Prefiero trabajar solo y que mi papá trabaje por su cuenta. Así me siento más independiente.
No sé si te has dado cuenta… ¡Me gusta el football! Quiero seguir entrenando y un día llegar a competir por mi país.
Lo más importante de todo para lograr tus sueños es creer en uno mismo y hacer todo lo posible por alcanzar tus objetivos. A mí lo que me motivó a cambiar fue el amor que le tengo a mi mamá, ella es siempre muy chévere conmigo. A mi papá ya lo he perdonado desde que vi que ya no le pega a mi mami. También le agradezco a Dios, por todo lo bueno que estoy logrando. Soy católico y desde que voy a STING (ahí entendí más de Dios), le encuentro más sentido a mi fe.



Juancho, ¡Vivir!
Me llamo Juancho Domínguez, tengo 20 años. Nací un 3 de Julio. Dejé el colegio a los diez años. Me gusta cantar, leer y escribir.
Estudio en el turno nocturno, voy en décimo grado…el año que viene acabo el colegio y trabajo en la ONG RENACER, aquí en Cartagena.
Vivo con mi mamá (es epiléptica), mis dos hermanas, mi abuela y mis dos sobrinas Mi papá se fue de la casa con otra mujer. Mi hermana mayor y yo sostenemos la casa.
De una, te cuento que soy homosexual y no me da pena serlo. Eso nada tiene que ver con que yo me haya prostituido; simplemente siempre lo fui.
Mi vida no ha sido fácil. En mi casa no había para comer. Mi papá se la gastaba toda en cerveza. De algún lado había que sacar la plata… yo no sabía de dónde. Conocí a Angélica, yo tenía 10 años y ella… una pelada como de 20. Estaba harto de no tener nada y se lo conté en una rumba.

Me daba ropa y cosas…

A partir de ahí nos hicimos amigos. Mi primera experiencia sexual fue con un amigo de ella… me dio miedo y me salí del cuarto. Angélica me invitaba a las rumbas, me daba ropa y cosas. Yo tenía que “colaborarle” a cambio… me acostaba con los hombres que ella me presentaba.
Me estuve prostituyendo durante seis años en El Centro, Boca Grande, en la Media Luna y en algunas playas de Cartagena. Tuve varias relaciones. Al principio no ganaba nada… sólo cosas que ella me regalaba. Luego ganaba poco. Angélica me daba de $10 000 a $ 12 000 por cliente, o sea lo básico.
En ese tiempo mi papá aún vivía con nosotros. Siempre fue amargado, siempre levantándole la mano a mi mamá. A mí me daba pena contarles. Por ahí alguien le había comentado a mi papá que me habían visto con algunos hombres.


No me incomodaba… “me acostumbré”
Mi familia empezó a averiguar. “¿De verdad eres gay, te disfrazas de mujer y te acuestas por plata?” Me preguntaba mi papá con asco.
Todas sus sospechas eran ciertas. Me disfrazaba con un traje de mujer, me maquillaba, me transformaba. No me incomodaba… “me acostumbré” a que me señalen en la calle, a las burlas, a parecer alguien que no soy.
Pero lo negaba todo y ellos “me creían”. Más bien se hacían los que me creían, excepto mi mamá. Intenté darle la plata pero jamás me la recibía. “Es plata sucia” me decía (con la mirada en el piso).
Las cosas cada vez se ponían peores en mi casa, fueron seis años horribles. Mi papá dejó a mi mamá por otra. Mi mamá discutía conmigo… con la misma vaina de siempre ¿A dónde diablos te vas? La misma cantaleta ya me tenía mamado. Una vez casi me pega.
Entonces me mudé con Angélica. Estuve viviendo un mes en su casa. A cambio del sustento y plata me prostituía con los contactos que ella conseguía. Tuve encuentros con hombres turistas mayores. Ellos pagaban más que los colombianos.
Te voy a decir la verdad… ya por ese tiempo empecé a sentirme mamado de ser un rechazado. Estaba solo, no tenía nadie en quien confiar. Estaba confundido sintiéndome mal y a la vez quería tener cosas y que comer.

Me dijeron que yo si podía cambiar de vida
Una noche, mientras esperaba a un cliente en un bar. Se me acercó una pareja de jóvenes, Antonio y Laura. Me dijeron que yo si podía cambiar de vida… fueron varias veces que me insistían. Me preguntaron quién era mi jefe y yo les conté que Angélica era la proxeneta. La policía comenzó a seguirla.
Hasta que un día Antonio y Laura me convencieron: Me llevaron a Tumbaco, a una casa de rehabilitación de RENACER, de pelados con problemas como los míos. Estuve cinco meses ahí. Me trataban bien, recibía terapia, me daban alimentos y ropa. Después la casa hogar se mudó a Crespo y yo me volé del internado para mi casa porque Angélica me llamó haciéndose pasar por otra persona y me invitó a volver al negocio… me ofrecía muchísimo dinero.
RENACER se contactó con mi familia y empezamos una terapia con mi mamá y mis hermanas. Mi papá se enteró de eso y no quiso saber nada, dijo que yo no era su hijo.
Recaí, seguí a Angélica de nuevo y gané mucho dinero con los turistas que ella contactaba: entre $ 200 000 y $ 400 000 por acostada en hoteles muy elegantes. Alguna vez me tocó un cliente agresivo, pero prefiero no hablar de eso. Ellos tenían entre 30 y 50 años.
Para esto la policía localizó a Angélica. Ella huyó… no sé a dónde. Ni me interesa saberlo. Entonces empecé a hacer los contactos solo… a frecuentar bares buscando clientes. Y ganaba toda la plata para mí solo.
Por plata he llegado hasta a robar un celular de una vitrina. He estado en una cárcel de menores durante una semana. Fue horrible, estuve con asesinos. Me tocó pelear para defenderme. Cecilia una vecina RENACER que me conoce, se enteró que yo estaba en la cárcel. Pagó una fianza y me sacó.


No dormía seguido en mi casa

No dormía seguido en mi casa. Si no había clientes para esa noche era capaz de dormir en los andenes o en algún hotel. La relación con mi mamá estaba cada vez peor. Ella me decía que su hijo era un caso perdido. Yo no usaba protección ¿sabes? ¡Pude haberme contagiado de sida!
Pero una noche luego de uno de los tantos encuentros… algo pasó. Comencé otra vez a sentirme mal. Tuve asco hacia mi mismo, me sentí inmundo, sentí que me ahogaba. Era media noche cuando salí del hotel. Estaba en Boca Grande, en la playa, me senté en la arena y lloré mucho. Me acordé de mi familia, de la vergüenza que le hacia pasar a mi madre .Te juro que me quería morir. Intenté ahogarme en el mar.

Comencé el proceso en serio
De pronto (como mandadas por Dios) aparecieron Antonio y Laura esas dos personas que alguna vez intentaron sacarme de esa vida. Me abrazaron y me permitieron llorar. Me sentí querido y comprendido por los que estaban a mi lado. En ese instante sentí que realmente quería cambiar.
Me devolví a RENACER y empecé un tratamiento intensivo con un psicólogo y un psiquiatra. Estuve como dos meses en shock, ido totalmente deprimido. Tenía muchas pesadillas con demonios, fantasmas, con dinero. Me sentía anormal, me quería morir y nuevamente intenté suicidarme… intenté contarme las venas con una navaja.
Me internaron en un hospital psiquiátrico y me daban sedantes. Una vez ahí dentro tuve una visión (no sé aún se fue un sueño o una visión). Yo estaba dopado.
Ví a mi tio, quien murió hacía mucho tiempo, hermano de mi papá. Él era una persona muy noble, siempre me trató bien. En mi visión me pidió que luche por cambiar y que no me deje vencer. Al siguiente día empecé a sentirme con más fuerza, a poner de mi parte. Me sentí mucho mejor y al poco tiempo me dieron de alta y regresé a la casa hogar de RENACER.
Comencé el proceso en serio. Retomé las terapias individuales y luego en el segundo nivel fueron en grupo. Empecé a tener obligaciones en RENACER, a ayudar con el aseo de la casa. Luego guiaba a un grupo de niños nuevos en RENACER a limpiar.
Después les daba charlas a los niños sobre la importancia de la limpieza. El siguiente nivel fue conseguir un empleo (como aprendiz) de mesero durante nueve meses. Los jefes me trataron muy bien.
Mi proceso de recuperación duro un año y nueve meses. Pasé al quinto nivel dónde decidí vivir con mi mamá y empecé a trabajar formalmente de mesero. Estaba en proceso de reinserción y continuaba recibiendo psicoterapia durante tres meses más.

Mucha fuerza de voluntad
¿Sabes? Ya me gradué. Ya acabé mi proceso de recuperación. Mis compañeros de RENACER me organizaron una despedida.
El Juancho de antes no es el mismo que el Juancho que soy ahora. Prostitución significa un mundo de fantasía, ilusión y falsedad…nunca vas a sacar nada bueno en de eso. Ahora siento que hay luz en mí y que mi vida tiene sentido.
Sin mi madre y sin Dios yo nunca hubiera podido cambiar. Le doy gracias a Dios. Mi acercamiento a Dios fue en el tiempo que estuve interno. Los testigos de Jehová me presentaron a Dios.
Ahora trabajo en RENACER, soy agente educativo, asistente del coordinador. Llevo a los chicos al médico, ayudo en logística. Apoyo a los chicos que están en proceso de recuperación y siempre les aconsejo que no abandonen sus terapias.
Les aconsejo a todos que vivan la vida bien. Aprendan valores, la plata no lo es todo.
El lujo, la vanidad, el dinero es algo que se va… eso no te lleva a ningún sitio. La vida queda y uno tiene que vivirla. ¡Vivir!. Uno debe amarse a sí mismo. El truco para salir de la prostitución es tener mucha fuerza de voluntad (es el primer paso) y adquirir confianza en sí mismo. Sólo uno no puede, se necesita ayuda y orientación pero hay que querer ser ayudado y dejarse ayudar por las personas correctas que lo quieren ver bien a uno y así luchar.
Mi sueño es seguir ayudando a muchos niños que pasan por el problema que yo tuve. Quisiera hacer una fundación para ayudar a los niños que son explotados sexualmente. Más adelante quisiera ir a la universidad y estudiar Psicología


Conclusiones finales
En los tres casos estudiados se ha observado comunes denominadores de la cadena de la miseria y un eslabón que decidió romperla. El ex pandillero, el ex victima de la prostitución y el ex drogadicto. Los tres manifiestan haber sentido la necesidad de cambiar de vida, de ser mejores personas y afirman a la vez que sin su fuerza de voluntad no lo hubiesen podido lograr.
Reconocen también, que las personas e instituciones que los apoyaron tuvieron un rol primordial en su proceso de cambio y mejoría. Los tres muchachos manifiestan creer en Dios. No es motivo de discusión filosófica o religiosa esta última acotación, pero es preciso manifestar que el ser humano tiene la necesidad de apoyarse el algo o alguien que le signifique paz.
La explotación infantil, incluyendo las actividades laborales y riesgos de calle que humillan y degradan a los niños y niñas, es a la vez una de las consecuencias y causas de la pobreza, sumado a todas las miserias. La depresión, el analfabetismo, las enfermedades y malnutrición, envejecimiento precoz. ¿Cuándo vamos a decidirnos de una vez por todas romper este círculo vicioso de subdesarrollo?
Es obvio entonces que trabajo infantil y pobreza están estrechamente relacionados, los niños que trabajan para vivir son pobres o extremadamente pobres y los que huyen de sus casas también sufren de miserias. Sin embargo la pobreza no es la causa del trabajo infantil; el hecho de que la proporción de trabajo infantil varíe dramáticamente entre países de niveles similares de desarrollo económico lo demuestra. En China, por ejemplo, ha habido muy poco trabajo infantil en las últimas décadas, según fuentes diplomáticas de EUA, porque tomaron la decisión política de mandar los niños a la escuela. Lo mismo ha ocurrido en el estado Kerala, en la India, que lo ha prácticamente abolido. De estos dos ejemplos se deduce que el trabajo infantil sólo puede existir si es tratado como aceptable cultural y políticamente[13].
Cuando hago mención del trabajo infantil, tomo por sentado que existe una brecha sumamente delgada entre SER UN(A) CHICO(A) DE LA CALLE Y SER UN(A) CHICO(A) TRABAJADOR(A). Está por sentado que vivir en la calle o estar inmerso en ella a tan corta edad, implica lidiar con riesgos de todo tipo.
Reafirmo la hipótesis formulada. Los seres humanos tienen en su esencia inherente DIGNIDAD que acompañada de EMPODERAMIENTO , los hace RESILIENTES a las adversidades.
Me atrevo a decir que los niños, niñas y adolescentes son más resilientes aún por su corta edad. Son como semilla nueva o en todo caso una semilla que puede regerminar con mayor disposición.
Sería muy sensato que algún día la Cooperación Internacional para el Desarrollo incluya en sus objetivos del milenio y manifieste literalmente: Empoderar la autoestima de la mayor cantidad posible de niños y niñas del mundo y que los estados parte que en 1989 firmaron la declaración de derechos de la infancia, estén obligados y comprometidos a concretarlo.



Por Milagros Neyra Rodríguez
Cartagena de Indias Colombia, Octubre 2006.


[1] ADEVI, ONG alemana en Lima, Perú. Interviene en barrios marginales o asentamientos humanos, dándoles refuerzo escolar a los niños. Su objetivo es evitar la deserción escolar

[2] CHACRA, del idioma Quechua (segunda lengua oficial del Perú, heredada del incanato): Terreno especial para el cultivo.

[3] VIAJE : termino que usan los cargadores de ladrillos para denominar los trayectos entre el espacio donde los depositan y el lugar donde los recogen

[4] ROCHE , de la jerga peruana : Vergüenza

[5] Llegar al pincho, grosería y localismo limeño : Tener harto

[6] JATO, de la jerga peruana: Casa.

[7] Bravazo, de la jerga peruana : Espectacular

[8] Mancha, de la jerga peruana: Grupo de pares

[9] Mecharse , de la jerga peruana : Pelearse

[10] KALLPA: ONG peruana: Trabaja por los derechos de los Niños y Adolescentes trabajadores, intenta que laboren en condiciones
saludables y reinserta a los que están en riesgo de calle. Opera en red con ADEVI, gobiernos locales y colegios. Involucra el entorno familiar.

[11] Lleca: jerga latinoamericana: Calle.

[12] Pataza, Pata: de la jerga peruana : Amigo

[13] Trabajo infantil. Celada Maria, De Mico Silvina, Gobbo Esteban, Jañez Jerónimo, Leofanti Verónica, Mircovich EmilianoSpezia Mauro, Zak Daniela. Santiago de Chile, 2004.
[14] Las entrevistas a los informantes colombianos fueron realizadas por Milagros Neyra de manera presencial en Cartagena de Indias , Colombia . Octubre del 2006. La entrevista con el informante peruano fue realizada presencialmente en Lima, Perú , noviembre del 2005.